viernes, 1 de mayo de 2009

CONTINUACION, CODUE, PASTOR PRA NO ES DE NOSOTROS

Lamentamos que el señor Lara, evangélico, autodenominado “Apóstol”, haya dado lugar a ser investigado y acusado de corrupción y nepotismo. Como autoridades representativas de la Comunidad Evangélica hemos querido esperar que se realicen las auditorias correspondientes para demostrar que las acusaciones son verdaderas y justas, o que el señor Lara y sus asociados por debajo y por encima de él sean traducidos a los tribunales y que los jueces dicten sentencia sobre el grado de infracción, delito o crimen imputable. Sin embargo, debido a la insistencia de los medios de comunicación, hemos decidido esta comparecencia.
La Comunidad Evangélica deplora y condena todos los actos de corrupción y entiende que ni los colores partidarios ni la devoción religiosa pueden encubrir acciones de prevaricación que son contrarias al bien común y que violentan los principios y las normas elementales de la honestidad y la honradez.
Las supuestas acciones dolosas del Señor Lara constituyen un caso aislado que en nada compromete la salud moral y espiritual de la Comunidad Evangélica, siempre caracterizada por que prevalezca la rectitud y la transparencia en todo su comportamiento.
Es preciso aclarar que el Señor Lara Lorenzo no es un ministro reconocido en la Comunidad Evangélica, ni tampoco la iglesia que dice representar. Se trata de una iglesia independiente sin el respaldo de ninguna de las instituciones reconocidas en la Comunidad Evangélica Dominicana.
Ha sido una práctica usual consultar a las organizaciones evangélicas representativas y a sus líderes para nombrar un ministro evangélico en una posición de cierto nivel. Lo que no ocurrió en tal ocasión, por lo que la mayoría de los creyentes evangélicos del país desconocía que este señor desempeñaba funciones públicas a ese nivel.
Consideramos que el Señor Lara Lorenzo es una persona con escasa formación cristiana que ha sucumbido a la cultura política clientelista que se ha venido fomentado en el país. Estamos convencidos que existen en el gobierno otros casos similares de corrupción y que las autoridades no deberían esperar la denuncia pública para actuar en consecuencia.
Hacemos propicia la ocasión para exhortar a toda la Comunidad Evangélica y al pueblo dominicano a someterse a la ética cristiana, a guardarse del espíritu de codicia, al enriquecimiento rápido y por cualquier medio que impera en nuestro país. Que estemos contentos con lo presente, trabajando y remitiendo a Dios nuestras necesidades, y rogando a Dios que nos guarde de caer en tentación y lazos de codicias locas, dañosas que hunden a los hombres en descrédito, perdición y muerte.

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