martes, 17 de agosto de 2010

Los Pleitos Familiares

Por el Dr. Juan Barek/Especial para EVC/Dir. Revista Logo/The Divinity College, FL.
Estados Unidos,(Revistalogos.com).-A lo largo de muchos años había tenido que aguantar los problemas, soportar los gritos, esconderse, salir huyendo, tragarse sus palabras y más; porque cuando las cosas se ponían difíciles en su casa, le tocaba ser la blanda respuesta que quita la ira, y aunque sabía que obraba bien con esa actitud, en muchas ocasiones sentía que lo tomaban por débil y tonto, porque lastimosamente, no valoramos lo que tenemos, si no hasta que lo perdemos.
En ocasiones escuchó palabras retándolo, diciéndole: a ver pues pégame, o grítame, pero no te quedes callado. Pero el simplemente se daba la vuelta, se quedaba callado, y se tragaba su amargura; dañando de esta forma su corazón.
Sin embargo, como dice el refrán: Tanto va el cántaro al agua, que al fin se rompe; que llego un momento en el que se cansó de salir huyendo, se dio la media vuelta, y se dijo así mismo: no, hoy no voy a salir huyendo otra vez como un cobarde, esta vez voy a poner mis limites; y de pronto, su ira lo tomó, su voz y su rostro se transformaron, se convirtió por un momento en otra persona, dejó de ser él, a la imagen y semejanza de Dios, dejó de ser manso y humilde de corazón como dice la Biblia, para convertirse en lo que tanto había odiado, y en lo que tanto daño y rencor le había provocado, durante todos esos años.
A pesar de todo, Dios había sido su ayuda; y si había llegado hasta donde estaba, era solo por su poder y amor, aunque no podía negar, que en muchas ocasiones, hasta había deseado la muerte, y había deseado quitarse el mismo la vida, porque los pleitos conyugales eran muy difíciles en su casa.
La Biblia nos dice en Amos 3:3: ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?, pero desafortunadamente, las personas se unen en yugo desigual, aun siendo cristianos, porque yugo desigual no es solamente el que uno sea nacido de nuevo y el otro no, sino que yugo desigual, es cuado uno tiene que sobrellevar más peso que el otro, y esto a la larga termina cansándolo y arruinando la relación.
No tenemos que confundir pues el odio con el rencor, porque el rencor se da cuando a alguien le han hecho un daño, y eso provoca un rencor, es un sentimiento arraigado una acción y efecto de resentirse, como dice el diccionario. Pero el odio, no lo provoca lo que te han hecho, por eso es que hay personas que aman aun a quienes les han hecho daño.
No nos toca pues a nosotros, hacernos justicia por nosotros mismos, sino dejar las cosas en las manos de Dios, que es el mejor y más capacitado para resolverlas. Lo malo es que muchas veces los años pasan y las cosas no cambian, en Eclesiastés 8:11 al 13 nosotros leemos: Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.
Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.Recuerda lo que dice en Habacuc 2:3: Aunque la visión tarda en cumplirse, se cumplirá a su tiempo, no fallará. Aunque tarde, espérala, porque sin duda vendrá, no tardará. http://www.revistalogos.com/

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