miércoles, 20 de abril de 2011

Los Pastores deben cuidarse del Estress y la Presión

Por el Pastor y Comunicador SAMUEL SANTANA
Hace algunos años vi a un conferencista presentar un estudio en el que se determinó que la causa principal de muerte entre los predicadores, especialmente los pastores, son los problemas del corazón.

En ese momento pensé que eso podría ocurrirles a los demás, pero que nunca pasaría conmigo. Todavía estaba muy joven.
Sin embargo, hace dos meses fui al médico simplemente porque sentía algo anormal en mi cuerpo.
El especialista ordenó que me hiciera los análisis rutinarios: colesterol alto y bajo, glicemia, triglicéridos y creatinina.
Los resultados indicaron que tenía un poco alto los triglicéridos. Pero la creatinina estaba muy por encima de lo normal.
Lo de los triglicéridos se resolvía con ejercicio y modificar la dieta alimenticia. Sin embargo, lo de la creatinina obligó a que se me hiciera un estudio más profundo a ver por qué los riñones no estaban funcionando bien (la creatinina alta significa que los riñones no están purificando la sangre).
El próximo paso fue referirme a una nefróloga-especialista en los riñones-.
La preocupación me asaltó. Pasé noches sin dormir pensando en que estaba ante un problema de salud que amenazaba con dejar mi familia huérfana. Muchas cosas pasaron por mi cabeza.
Si el problema persistía, entonces me someterían a diálisis y eso es una sentencia de muerte a corto plazo.
Al no presentar nada anormal las imágenes, la nefróloga me refirió al cardiólogo.
Un electro y las mediciones indicaron que mi presión estaba muy alta. Estaba rayando ya en un punto delicado. Había que bajarla rápidamente porque eso era lo que estaba afectando letalmente mis riñones.
Tres especialistas tuvieron que emplearse bien a fondo para estabilizarla.
Tuvieron que valerse de cambio de medicamentos y aumento de dosis. Me obligaron, además, a modificar considerablemente el estilo de vida. Aparte de la dieta estricta, he tenido diariamente que salir a ejercitarme durante una hora.
Gracias a Dios y a los médicos las cosas volvieron a la normalidad. Actualmente la presión alta es de 12 y la baja de nueve. Se trata de una presión perfecta.
La realidad indica que un pequeño descuido pudo llevarme a la tumba antes de tiempo.
Los pastores somos sometidos a fuertes presiones diariamente por diferentes vías: la iglesia, la familia, la organización, las incertidumbres de la vida, el afán, etc, etc. Pero normalmente pensamos que somos una especie de super-hombre capaz de hacerle frente a todos estos grandes desafíos sin que nos afecten.
Hay que colocar las cosas en su justa dimensión y comprender que aunque somos instrumentos de Dios somos frágiles y que un descuido puede ponerle punto final a nuestra misión en la tierra.
Aprendí la lección de tal modo que ya nada en este mundo me robará la atención que me debo a mi mismo.
ssantana5@hotmail.com,

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